En una casa enfrente de la Universidad
Ana habita un piso bajo que es una preciosidad.
Al verla en su ventana la turba estudiantil
la llenaba de piropos por lo linda y lo gentil.
Y todos al pasar solíanle cantar:
"Ana, sal pronto por favor, Ana, sal no te de rubor,
Ana, que en tu ventana tú eres la flor de luz, mi amor.
Ana, si a mi querer das fe, Ana, de noche aquí vendré.
Ana, por tu ventana me colaré y mi amor te probaré."
Anita a un estudiante de noche cita dio
y al llegar a la ventana empujó, saltó y entró.
Y todos los vecinos, después pudieron ver,
que el que entraba por las noches íbase al amanecer.
Y todos al pasar solíanle cantar:
"Ana, levántate a cerrar, Ana, te vas a constipar,
Ana, que tu ventana abierta está de par en par".
Ana desoye sin temor, Ana no siente ya rubor
Ana, fresca y lozana como una flor se abre al beso del amor.
Anita que es piadosa fue a ver al confesor
y encendida y ruborosa sus pecados le contó.
"Acúsome, le dijo, que en un curso, no más,
desfiló por mi ventana toda la Universidad".
Y ciego de furor rugía el confesor:
"Ana, te vas a condenar, Ana, no tienes salvación,
Ana, de buena gana negárate la absolución"
"Padre, decía, ¡Ay!, yo pequé, pero culpa mía no fue,
Padre, pues mi ventana tan baja está, pase usted y lo verá".
lunes, 30 de enero de 2012
LOS AMORES DE ANA
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