si yo supiera cantarte.
Asturias verde de montes
y negra de minerales.
polvo, sol, fatiga y hambre
hambre de pan y horizontes,
hambre.
Bajo la piel resecada
ríos sólidos de sangre
y el corazón asfixiado
sin venas para aliviarte.
Los ojos ciegos,
los ojos ciegos de tanto mirarte
sin verte Asturias lejana
hija de mi misma madre.
Dos veces, dos has tenido
ocasión para jugarte
la vida en una partida
y las dos te las jugaste.
de Asturias ya sin ramaje
desnudo, seco, clavado;
con su raíz entrañable.
crispándonos de coraje.
Mirad, obreros del mundo,
su silueta recortarse.
Contra ese cielo impasible
vertical, inquebrantable;
firme sobre roca firme,
herida viva su carne.
Millones de puños gritan
su cólera por los aires,
millones de corazones
golpean contra tus cárceles.
Prepara tu salto último
lívida muerte cobarde,
prepara tu último salto
que Asturias está aguardándote.
hija de mi misma madre
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